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infinitos cines

viernes, 30 de septiembre de 2011




Este es el típico post inútil: El cine de Malick sólo es apto para sus fans. Si eres fan de Malick, ya habrás visto "El Árbol de la Vida". Si no eres fan de Malick, es mejor que no vayas a verla.

Es muy difícil escribir sobre "El Árbol de la vida". Es difícil de ver. Es difícil de comprender. Es difícil de aguantar. Es lo más parecido que he visto a un Marathón: una prueba física y psicológica ante la que has de llegar muy entrenado. Pero... ¡que alegría si llegas a la meta! Así es el cine de Terrence Malick. Críptico. Extravagante. Sin concesiones. Pretencioso y rimbombante por momentos. Trascendente. Denso. Muy lento e introspectivo. Muy lento. ¿Lo he dicho? Muy lento.

Lo importante al acercarte a su cine es saber lo que vas a ver; ser consciente de donde te metes y no pensar que estás a punto de ver la última de Brad Pitt y Sean Penn. Si sabes que vas a ver 150 minutos de película con apenas diálogos, con muchas sinfonías de la naturaleza ajenas a la acción, secuencias inconexas, muchos escorzos y pocos rostros, una narración muy discontinua que mezcla cotidianidad y metafísica y que finalmente, no entenderás del todo... si sabes que vas a ver una película de Malick, adelante, pero luego no digas que no te avisé.

Si llevas años esperando este Marathón, no hay nada más intenso, bello y extraño en el cine actual. No es perfecta, pero es obra de un genio; o de un genio que se junta con otros genios; es una obra maestra siempre que consideremos que el cine es un Arte. Malick es la viva imagen del artista. 5 películas desde 1973, no existen a penas fotos de él, no da entrevistas... No sólo con su forma de ser, sino también con sus películas, Terrence Malick nos recuerda que el cine fue un día cosa de creadores, de personas que tenían una visión propia y diferente del mundo. "El Árbol de la Vida" reclama a gritos el derecho a que exista otro cine, un cine diferente, otra forma de ver una industria que fagocita cada muestra de talento que aparece. Exige la libertad del creador y el compromiso activo del espectador; y no cabe ninguna duda de que ha conseguido un público fiel e incondicional que necesita un pequeño hueco para ver algo diferente. Es un público que no pide tanto: una pantalla para Malick cada 7 años. 

Una "película para todos los públicos" es un oxímoron: los públicos son infinitos y ninguna película puede satisfacerlos a todos. Sería necesario infinitos tipos de cine para que todos tengamos la oportunidad de disfrutar de la gran pantalla. Hay libertad creativa en la literatura, en la pintura, en la música... Nadie cuestiona la libertad del creador en estos campos y en muchos casos se le exige al receptor un gran esfuerzo para llegar a comprender lo que le está llegando (el Ulises de Joyce, las primeras obras abstractas de Kandisnky, la música atonal de Schönberg...). Pero no, en el cine no se admite la abstracción, ni la lentitud, ni la diferencia; para eso estamos en un Centro Comercial: el cine ha de ser concreto, intenso, rápido, divertido, dramático, sensual y comprensible a la primera. Las cosas claras, las palomitas calientes y el chocolate espeso. 

Los foros de internet arden de comentarios (leed algunos, no está de más) de gente que se siente estafada por "El Árbol de la vida". Malick nunca ha engañado a nadie, el problema es de quien se pone a correr sin entrenar. Aún estás a tiempo de no cometer ese error: al lado de su película, este fin de semana puedes ver "Con derecho a roce" (comedia romántica), "Como acabar con tu jefe" (comedia), "Colombiana" (acción), "La piel que habito" (drama), "Super 8" (aventuras)... No es ironía, es mejor que no veas "El árbol de la vida" porque te vas a cabrear con quien te la haya recomendado: hay infinitos públicos, sólo reclamo la posibilidad de elegir entre infinitos tipos de cine.


PD. Salen dinosaurios; lo digo porque parece ser que a la gente eso le descoloca mucho. Que salgan amebas en el Pangea, no. 







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