Etiquetas

aeropuerto (9) arquitectura (13) arte (34) blogs and shops (21) camisetas (14) canal 9 (12) cine (27) comic (2) fib (9) fotografía (46) historia (26) humor (15) literatura (4) magdalena (15) movimiento 15M (27) mundo (29) Música (44) noche (14) Opinión (136) pegatinas (13) política (3) prensa (21) rototom (4) ruta alternativa (36) se mueven (28) sostenibilidad (20) Street Art (56) tanned tin (6) teatro (8) urbanismo (3) video (23)

el pesimista prudente

lunes, 5 de septiembre de 2011


Tú, cuando ves acercarse una amenazante nube directa hacia tu casa, ¿bajas prudentemente la persiana por si llueve y se mojan los cristales o la mantienes subida pensando optimistamente que finalmente no lloverá?

Unos cristales mojados son poca cosa. Lo que sí supone mucho es nuestra actitud. Nuestra sociedad está basada en el optimismo, creíamos que las cosas irían bien, nuestra economía futura iría bien, había confianza, por eso asumíamos las hipotecas que nos ofrecían. Ahora estamos como estamos y le echamos las culpas a políticos y banqueros, pero las que aceptaban definitivamente las hipotecas era nuestras firmas.

Seguimos siendo optimistas respecto al cambio climático. Regularmente nos llueven datos y más datos que nos acercan al abismo. Subida de la temperatura, alteraciones de los ecosistemas básicos, subida del nivel del mar, mayor frecuencia de sequías e inundaciones por todo el planeta… y nosotros seguimos tan panchos. El día que suba el nivel del mar, lo peor no será que perderemos las playas, lo peor será el desequilibrio socioeconómico que los cambios climáticos conllevarán. Entonces miraremos atrás y culparemos a empresas petroleras y políticos, y nos volveremos a olvidar de que el petróleo lo consumimos nosotros y a los políticos les votamos nosotros.

El problema es evidente, no debería ser una discusión política porque es una discusión científica, de perfil matemático: ni siquiera es una discusión, es un hecho. Y sin embargo, sigue el optimismo. Somos ya casi 7000 millones de personas en el planeta… y subiendo . Todos queremos tener un buen nivel de vida, el nivel de vida de los que salen en las películas de Hollywood. Queremos coche, vacaciones en un país lejano y comer lo que nos venga en gana, aunque tenga que venir desde la otra punta del mundo. Pues señores, la tarta es pequeña y no da para todos. Lo llaman matemáticas.

A partir de aquí hay dos posibles planteamientos. El optimista egoísta, que piensa que ahora él y los suyos están bien, no considera necesario hacer nada personal por acabar, por ejemplo, con el hambre de otros, y que, ante los problemas que le surjan, pues ya aparecerán soluciones tecnológicas adecuadas, al fin y al cabo, el ser humano ha ido progresando a lo largo de la Historia atravesando numerosas y terribles vicisitudes.

Y después está el pesimista prudente, el que prefiere bajar la persiana si se acerca una nube y también es partidario de cambiar el chip hacia la única posibilidad que tenemos de que la Humanidad tenga un buen futuro: el decrecimiento. Porque quizás el optimista tenga razón y descubramos la panacea de una energía limpia, barata e infinita, pero no podemos jugar solo a esa baza tan hipotética con algo tan valioso y único: nuestro planeta, nuestro futuro.

Sobre nuestro futuro, el decrecimiento, la semana que viene.

1 comentarios:

Anónimo dijo... [Responder]

si leéis el link del "optimista egoista" encontraréis perlas como esta:
"Y seguiré luchando contra cualquier intento de destruirlos como los que encabezan, de forma destacada hoy en día, ecologistas e islamistas".

Publicar un comentario