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burrafá

viernes, 16 de septiembre de 2011



La prima de riesgo, los mercados, la deuda, el déficit, el techo de gasto... la apocalipsis financiera en forma de tormenta perfecta está situada sobre nuestras cabezas desde hace meses y ante tal desastre nos convencen de que son precisos los recortes, los sacrificios, la mano dura... sobre todo con los maestros, con los médicos, con los funcionarios.

Si repasamos las medidas que se han tomado contra el déficit veremos la reducción del sueldo de los funcionarios, el aumento de la edad de jubilación, la reforma laboral, ahora vienen los recortes en la educación y la sanidad pública... todo en tromba, al mogollón, sin que nos de tiempo a parpadear. Toda solución pasa por destruir el estado del bienestar, recortar los derechos y cargar los hombros de los de siempre. No se plantea nada más.

Ni siquiera la Constitución, que durante décadas parecía tan intocable como las tablas sagradas que Dios dejó en las manos de Moisés, se ha librado de la presión de los mercados, y lo que no se tocó durante años por no romper el pacto constitucional se ha cambiado en 10 días. ¡En 10 días! Sin debate, sin consulta. La política vuelve a quedar noqueada por la economía, nos han dejado claro que la Constitución se escribirá de ahora en adelante al dictado del dinero y nosotros hemos de asentir, sonreír y ser felices. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga; pero el dinero ¡ay! el dinero ahoga pero bien.

El déficit es real, nuestra deuda es alarmante, quizás el estado, los gobiernos y nosotros, debamos reflexionar si en España necesitamos 52 aeropuertos (interesantísimo artículo sobre el tema), si es imprescindible que la alta velocidad una a todas las ciudades eliminando los trenes convencionales (más lentos, pero ajustados a nuestros bolsillos); durante años hemos llevado una vida que no era nuestra donde más era siempre mejor: el ladrillo no fue una fiebre, fue un cáncer enquistado que se contagió en todos los niveles mentales, sociales y políticos de este país. La quimioterapia será larga, el paciente estará convaleciente durante años, pero la solución no es amputar el corazón y el cerebro de nuestra sociedad:  la educación y la sanidad no son gastos, sino nuestra mejor inversión.

Viendo el sueldo del director del aeropuerto de Castellón, el gasto en gasolina del coche de Camps, sabiendo que estamos en manos de los que nos han dejado en este agujero (¿no sería exigible un carnet de político?) me entran ganas de gritar ¡¡burrafá!! esto no se vale... nos han cambiado las reglas del juego, ¿qué coño? ¡Nos han cambiado el juego entero! Era nuestro patio, nos lo han robado y nos están echando. Si esto es una gran guerra entre los derechos de las personas y el poder del dinero, estamos perdiendo todas las batallas porque nuestros generales son sus topos.

2 comentarios:

Anónimo dijo... [Responder]

los politicos son esa clase de personas que cuando un granjero se queja de que su vaca no le da suficiente leche le aconsejan que le ponga un cencerro. Util,... muy util !

Anónimo dijo... [Responder]

Siento ciertos reparos respecto a que la izquierda critique tan abierta y arbitrariamente a Zapatero: temo que nos resulte contraproducente...

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